En la jerga de policías
acostumbrados a investigar delitos sexuales, el
término "perico" se
usa para designar a un
juguete muy específico. El "perico" es un
consolador de largo y grosor no muy exagerados, decorado
con tachas de plástico, como pequeños
bultos. Puede
incluir también un pequeño conejo, que
funciona como masajeador.
Precisamente,
un "perico" fue
encontrado en el allanamiento hecho por la división Drogas Ilícitas de la
Policía Bonaerense y
el Grupo Halcón el 26 de octubre último en la
casa de Osvaldo Javier Contreras, ubicada en una serie de lotes
en el barrio Municipal, una zona de ranchos
y casas bajas en
Cañuelas. Otros cinco juguetes eróticos fueron incautados, ejemplos un poco más
rústicos; uno
era un simple tubo negro revestido con un preservativo. En sí, que media docena de
consoladores aparezca en una redada policial no es nada del otro mundo. Pero
quiénes eran las
posibles víctimas detrás de ese hallazgo son la base del problema,
algo que volvió a Contreras el principal protagonista de la investigación judicial más
aberrante en la historia provincial reciente.
El fiscal Fernando Cartasegna,
titular de la UFIJ Nº4 de La Plata, dedicada
a delitos de trata y
crímenes sexuales contra menores, siguió a Contreras y a su clan durante cuatro
meses antes de
irrumpir en su domicilio, con extensos seguimientos
y fotografías encubiertas a cargo de Drogas Ilícitas, bajo la
firma del Juzgado de Garantías Nº6.
El fiscal primero
buscó a Contreras por narco. El 27 de octubre, otros seis puntos
vinculados fueron allanados además de su casa en el barrio Municipal: se
hallaron 132
trozos compactos de marihuana, 77 envoltorios de cocaína y cinco balanzas de
precisión. También,
se incautaron un revólver calibre .22, dos chalecos refractarios
con la inscripción "Policía", una camisa y un pantalón similares a los de las
fuerzas de seguridad y diez teléfonos celulares.
Pero el
hombre de 49 años del barrio Municipal no
sería un simple transa: sería también, en los cálculos de Cartasegna, un
proxeneta de menores. Cartasegna
lo acusa de prostituir
en un rancho en el lote de su casa al menos cuatro chicas, con
un caso acreditado y otros tres sospechados, según apuntaron fuentes de la
investigación a Infobae.
Sus edades van de los 10 a los 17 años;
dos de ellas serían del barrio Municipal mismo, otras vendrían de zonas
aledañas.
Los abusos habrían ocurrido durante al menos dos años. Incluso hay testimonios que indican que una de
ellas recibía trescientos pesos diarios por tener sexo con los supuestos clientes de
Contreras, que se hacía llamar "Pablo" entre sus vecinos. Se espera
que en pocas semanas las
menores declaren en cámara Gesell, lo que será instrumental
para el rumbo de la causa. La denuncia
que abrió las sospechas sobre
Contreras y que llegó al despacho del fiscal Cartasegna revelaba esta
situación. Vino,
precisamente, de la madre de una de las supuestas víctimas.
Alguien habló
La denuncia fue tomada
a mediados de julio por
la Subsecretaría de Responsabilidad Juvenil, en un contexto que muestra el
tejido social dañado en los barrios pobres bonaerenses: la madre recibía de la Subsecretaría
una visita por otro hijo suyo que está preso en un instituto de menores. En el marco de la entrevista, apuntó
que su hija había sido cooptada por quien sería una de las principales
cómplices en el ajedrez transa de Contreras, una
mujer de 26 años, madre de una nena de once años y amiga de su hija; esta
vecina sería adicta a la cocaína y ya
fue seguida y filmada por
la división Drogas de la Bonaerense.
La madre, en su denuncia, aseguró que encontró a su hija, de doce años, con
la ropa interior sucia y marcas en los pechos, que había ido
"a la casa de un tío", invitada por esta vecina, que le dieron algo para beber y que perdió
el conocimiento.
Afirmó
que, tras varias visitas, la niña le pidió
a la vecina mamá de su amiga no volver al lugar. La vecina le habría dicho: "A
donde te llevo es la casa de un transa y no
podés dejar de ir porque vivo de eso, yo te doy trescientos pesos todos los
días, si vos le contás a tu mamá yo caigo presa pero antes te
mato". Para esta vecina, el lucro por entregar niñas de acuerdo a
testimonios judiciales sería de mil pesos diarios, con tres
bolsas de cocaína. Su
propia hija habría sido sometida también, consumiendo cocaína en el proceso.
La madre de la víctima recibió amenazas: "Esta noche te quemo el
rancho", escuchó, mientras que a otra hija suya de 15 años suya le
llegaban ofertas para prostituirse vía Whatsapp a mil
pesos por día. Al "rancho" efectivamente se lo quemaron, una
casilla de madera y chapa que fue
destruida en su totalidad, pertenencias incluídas. La familia, por suerte, no estaba ahí
esa noche. Hoy, la mujer y sus hijos viven bajo resguardo judicial; las amenazas motivaron una nueva
causa por coacción en una fiscalía platense.
Los
testimonios, por otra parte, siguieron. Líneas en la causa hablan de "un montón de chicos que iban a
tomar merca", y de una
menor explotada que fue adoctrinada a diluir la cocaína en una palangana si escuchaba la llegada de algún
policía. Otras
dos chicas fueron identificadas por Cartasegna con nombre y apellido, una de ellas de
17 años, que llegaban
a la casa de Contreras en bicicleta.
Por lo visto, todas
las víctimas tenían libertad ambulatoria, podían ir y venir,
pero el control se vuelve evidente. En los procedimientos de octubre se
incautaron, además de los seis consoladores, casi
cien preservativos, más de 50 sobres de gel íntimo, vaselina,
cinco computadoras con material pornográfico y fotos de menores en situaciones
sexuales.
Una ayuda de mis amigos
Hay otro
jugador involucrado, con su nombre estampado en la carátula del
expediente: Víctor
Hugo Contreras, hermano mayor de Osvaldo. Cartasegna mandó a la Policía
Bonaerense a que lo allane; el fiscal sospecha que sería el contador del grupo. Logró aprenderlo, pero no quedó
detenido por
decisión del Juzgado Nº6. El mayor de los Contreras es un personaje curioso. En
un sitio de Internet se
publicitó hace cinco años como un parapsicólogo y sanador,
capaz de curar enfermedades con su mente. Su prontuario policial no revela
milagros psíquicos, sino una lista de causas en su contra en Cañuelas desde
1981; figuran delitos como hurto, defraudación, estafa, resistencia
a la autoridad y lesiones.
Hoy, Víctor Hugo cuenta con un
abogado reconocido, un ex fiscal de la zona convertido en defensor
particular. Cartasegna sospecha fuertemente que el clan Contreras recibe no solo ayuda policial, sino también
política. El
actual fiscal con jurisdicción en Cañuelas le pidió encarecidamente a
Cartasegna que no
le avise ninguno de sus movimientos antes de allanar, que vaya y
rompa. Las cortesías entre colegas podían ser contraproducentes en este caso,
con una fuerte chance de filtraciones. "A los Contreras ya los quisieron allanar
cuatro veces; las cuatro dieron negativo, ponete a pensar por
qué", afirma una voz en el fuero penal bonaerense.
Hay otro elemento que el fiscal platense considera grave: en una
fotografía policial tomada de forma encubierta, el mayor de los Contreras
aparece junto a un funcionario local.