viernes, 20 de diciembre de 2019

Mujeres Aguerridas JOSEFA LA FEDERALA "PEPA"



Extraído del libro "Veinte cartas, doscientos años" de Carlos Impaglione

"1790-1850
Aguerrida mujer de profundas convicciones federales, desde joven luchó en la batalla de la independencia, comprometida con los movimientos populares de la época, participó en las fuerzas de Prudencio Rosas en 1839 al producirse el levantamiento de los estancieros conocido como "los Libres del Sur" y en las fuerzas federales entrerrianas que derrotaron a insurrectos en Chascomús. En 1840 enfrentó a Juan Lavalle. Vivió en campamentos, repartió ranchos, consoló a soldados enfermos y ayudó a morir a otros cristianamente.
Falleció pobre, olvidada y sin reconocimiento por su labor a favor de la patria.
La carta de Pepa, Josefa la Federala, se da en un momento en que no existía la posibilidad oficial que la mujer reclamara ni enviara notas haciendo descargos personales por los servicios personales prestados en el campo de batalla. Siempre el hombre era quien realizaba estas exposiciones, por tanto esta decisión de "Pepa" contenía mucho de su guapeza y carácter a la hora de reclamar aquello que le correspondía.
Josefa fue apoyada por varios jefes militares de la época que la reconocieron como una gran luchadora.

"¡Viva la Santa Confederación Argentina! ¡Mueran los salvajes unitarios!

El alférez graduada en caballería, doña Pepa la Federala, solicita el ajuste de su sueldo, haciendo una breve reseña de sus servicios y acciones de guerra que se ha hallado citando varios jefes:

Excmo. Señor, doña Josefa la Federala, graduada de caballería, ante la justificada integridad de V.E. con mi mayor respeto digo: 
Que habiéndome hallado en la batalla de Chascomús, a las órdenes del general don Prudencio Ortiz de Rosas y de allí en marzo de 1840 a la orden del general Pascual Echague, llevado en mi compañía 26 hombres voluntarios a mis órdenes, vecinos de ranchos blancos, en el ejército de Entre Ríos.
Fui escolta del ejército, bombera voluntaria y entré en la trinchera del salvaje Lavalle, donde fui tusada del salvaje Benaventos y sentenciada a muerte por el de igual clase Pedro Díaz, teniendo la suerte de escapar y reunirme al Ejército Confederado, hallándome en segunda en la batalla de Sauce Grande, cuyos testigos, Antonio Félix de Meneses, Coronel y Jacinto Maroto, Comandante del Batallón Entrerriano.
Hallándome desempeñando funciones de posta, quedé herida en la batalla y salvé por una partida del número 2 en comisión, recogiendo heridos que como yo (70 u 80) y conduciéndolos a la capital de Paraná, a órdenes de Don José Echague, quien me auxilió.
Cumplidos 10 días suplique al Excmo. Presidente Uribe me llevara en su compañía aunque muriese en el camino, lo conseguí, fui conducida a San Nicolás, dejándome en casa del comandante Garretón para curar mis heridas y sabiendo que mi coronel Vicente González se hallaba en Arroyo del Medio, olvidé mis heridas y haciéndole un carguero de carbón conchavando dos peones, ordené partidas de salvajes que salían de San Pedro, sin sanar mis heridas me hice cargo del hospital de sangre y en todas las acciones, por ejemplo Monte Grande en Tucumán, coronada en Santa Fé.
Viuda del sargento mayor Raymundo Sosa que murió de 18 heridas en la batalla de Cañada de la Cruz (Gral. Soler).
La posición triste en que me encuentro de tantas vicisitudes de la guerra, me pone en la precisión de implorar del Padre de mi Patria, por lo que humilde suplico se digne ordenar sean hechos mis ajustes por la contaduría y opción a los premios que V.E. tienen conferidos al Ejército, para reponerme de mi salud, y estar pronto y de centinela contra los salvajes que quieren envolvernos en su inmunda rebeldía.
19 de marzo de 1844"

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